El apego: Tipos de apego infantil

Uno de los procesos iniciales y más significativos que establecen los bebés es el Apego. Durante décadas se ha creído que cubriendo las necesidades biológicas básicas: alimentación, temperatura corporal; higiene, sueño… era suficiente para que estos pudieran desarrollar fuertes vínculos de apego con sus cuidadores. Conoce los tipos de apego infantil con nosotros.

Inicios de los tipos de apego

Tipos de apego en los niños y bebés

En muchas familias los actos afectivos brillaban por su ausencia en la primera infancia, mientras que en otros contextos familiares, se dejaban en segundo plano. Se afirmaba entonces que, el interés afectivo no era una necesidad original, sino que era algo que poco a poco se aprendía, un sentimiento construido en el correr del tiempo y entregado a aquella o aquellas personas que sabían cómo hacer que los niños y niñas se sintiesen abastecidos biológicamente hablando. 

Hoy en día, sin embargo, sabemos que no basta con cubrir las necesidades biológicas, hoy entendemos que el apego es una necesidad fundamental, niños y niñas precisan de amor y cariño. El apego es probablemente la más profunda de nuestras emociones, la primera y más duradera que se mantiene desde el nacimiento hasta la muerte. Se trata de un vínculo emocional, una conexión específica y especial que establecemos y mantenemos con las personas más importantes para nosotros, las que nos cuidan y con las que disfrutamos, las que nos resultan indispensables. 

Referencias para entender los tipos de apego

Para hablar de apego hay que hacer referencia a John Bowbly y a Harry Harlow cuyos artículos educativos, escritos en 1958: “the Nature of the Child’s Tie to his Mother”, y “The nature of love” presentaron de manera primigenea este concepto. De dicha relación el bebe va a disfrutar de todo tipo de sentimientos y experiencias positivas, las cuales irá integrando en la percepción y conocimiento del mundo, destacamos entre otras: 

  • Reconocimiento 
  • Tranquilidad 
  • Cariño 
  • Contacto 
  • Seguridad 
  • Estimulación 
  • Seguridad 
  • Consuelo 
  • Satisfacción 
  • Placer 

Si las relaciones de apego no se establecen adecuadamente, ello generará la pérdida de las experiencias anteriormente mencionadas, además del cuadro de apegos negativos, también conocidos como inseguros que seguidamente atenderemos. 

De los 2 tipos de apegos principales: seguro e inseguro, en el segundo grupo se desprenden 4 subtipos. De este modo, dentro del apego inseguro tenemos: el apego ansioso, evitativo, ambivalente y desorganizado. 

Los estudios dictaminan que el primer tipo de apego, el apego seguro, se genera en el 65% de los bebes. Estos mantienen una mejor visión del mundo, de percepción de sí mismos y de los demás.

Así mismo, tienen gran facilidad para involucrarse en relaciones de intimidad y, por lo tanto, establecer compromisos y relaciones a largo plazo. Habitualmente estos poseen un grado de satisfacción superior en las relaciones que los demás tipos de apego. 

apego con adultos

Tipos de apego

Conocemos los tipos de apego y sus características.

Apego ansioso:

En cuanto al apego ansioso, se da cuando el tutor está corporal y emocionalmente disponible únicamente en algunas ocasiones, es decir, las respuestas por parte de estas figuras de apego son completamente impredecibles, siendo en ocasiones satisfechas las necesidades de los pequeños y siendo ignoradas en otros momentos. 

Para el niño o la niña, ciertamente esta dinámica genera una gran sensación de incertidumbre en el sentido de no saber cuándo y cómo será cuidado y cuándo y cómo se responderá ante sus necesidades. Los niños con este tipo de apego sienten con asiduidad no saber qué está pasando en su entorno o cómo funcionan realmente las relaciones íntimas.

Este estilo de cuidado produce también una sensación de abandono, soledad e impotencia que provocará una intensa ansiedad y frente a esto, no se podrán desarrollar la suficiente confianza en sí mismo, es decir, crea dificultades a la hora del desarrollo de la autopercepción, la seguridad y la autonomía. 

Apego ambivalente:

Los niños que establecen esta variable en el apego, responden a la separación con angustia y ansiedad intensa. Mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enfado y resistencia.

El rasgo que destaca en este tipo de apego es el de no estar siempre disponibles, es decir, no prestarles la atención necesaria en todo momento, por tanto, la característica del cuidado materno que aparece en el apego ambivalente es sobre todo la inconsistencia, la inestabilidad.

Debido a esta inestabilidad en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de sus cuidadores. Igualmente, estos niños y niñas profesan gran miedo a no ser queridos, incluso, poseen ideas contradictorias sobre el amor, ya que consideran que es lo más importante, pero que limitadas veces se consigue el apropiado. 

Apego evitativo:

Este tipo de apego se establece cuando el cuidador y/o madre dejan de atender constantemente las señales de necesidad del niño, y por ello, hace que este espere ser rechazado. También aparecen cuando no se responde de manera adecuada a las necesidades básicas de los niños que trae consigo el desarrollo de una gran distancia emocional en la relación.

De igual modo, los niños y niñas que establecen este tipo de apego muestran desinterés hacia su cuidador o madre, ya que se sienten desvinculados de esta figura. 

El nivel de ansiedad cuando se produce la separación es abolido o muy limitado, es decir, parece no molestarse ante la ausencia de la madre, comportándose fríamente en ocasión de su regreso. 

El apego inseguro, desorganizado:

Si bien todos los estilos de apego inseguro mencionados con anterioridad, representan un riesgo importante para el desarrollo infantil, el estilo de apego desorganizado es considerado el de más alto riesgo, puesto que los padres presentan incompetencias parentales severas y problemas emocionales graves. 

Según las investigaciones de la última década, este estilo se genera en ambientes familiares donde padres o cuidadores han ejercido estilos de relaciones parentales altamente incompetentes y patológicas como consecuencia de haber sufrido experiencias de vidas severamente traumáticas, tales como haber sido víctima de malos tratos físicos graves, negligencias, abusos sexuales y /o pérdidas múltiples no elaboradas en su propia infancia. 

Los padres que establecen una relación vincular de apego desorganizado con sus hijos, no solo no poseen las capacidades parentales para responder de manera adecuada a las necesidades básicas de sus hijos, si no que este estilo de apego en particular se vincula de manera directa con el maltrato infantil. 

Consecuencias de apegos deficientes

La mala vinculación afectiva en las primeras edades provoca un gran riesgo para el desarrollo y futuro emocional del niño, puesto que las diversas experiencias de rechazo, de cuidados de poca calidad, falta de cariño y estabilidad, le impiden desarrollar relaciones sociales cercanas, cálidas, empáticas y confiables.

Cuando el niño se enfrente a situaciones problemáticas, le será muy difícil manejarlas y resolverlas de manera adecuada, puesto que, evidentemente, no se ha desarrollado la confianza básica inicial y, por lo tanto, tampoco la confianza en sí mismo.

Sin duda, este artículo se ha escrito con la intención de promover estilos adecuados de cuidado y en pos de un apego seguro y significativo para todos los niños y niñas. 

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