¡Enhorabuena! Si estás leyendo este post es que estás esperando la llegada de un nuevo peque a la familia y desde profes y peques queremos transmitiros todo nuestro cariño y apoyo y agradeceros la confianza que depositáis en nosotros para serviros como guía en vuestra tarea de educar a vuestros niños. ¿Pero y los celos infantiles?

A nadie nos resulta una novedad este tema, pero siempre nos encontramos ante la misma pregunta ¿Cómo puedo evitarlos? ¿Cómo puedo hacer que sea menos “duro” para nuestro “príncipe destronado”?.
Los celos son muy comunes y son una reacción normal por verse amenazados. Sí, habéis leído bien, se ven amenazados, pero no por temor a que el bebé les infrinja daño físico, sino que temen que el vínculo con sus principales figuras de apego (los padres) se rompa y, por tanto, actúan en consecuencia, su recurso: las llamadas de atención.
¿Por qué se manifiestan los celos?
Es un comportamiento natural y que sufre el 90% de los niños cuando llega un bebé a la familia, no solo ocurre entre hermanos, también se puede dar con primos.
Por ejemplo, ya que los celos son una reacción ante la creencia del niño que está en riesgo su vínculo con sus padres y figuras de apego, como pueden ser los tíos, primos, abuelos, etc.
Aunque no todos los niños comparten una misma conducta ni expresan los celos en la misma medida, todo dependerá de la edad, de la situación en la que se encuentren y el temperamento de cada niño.
Los celos surgen cuando el niño se siente amenazado, creen que perderá la atención de sus seres queridos y que recibirá menos cariño o incluso se sientan excluidos ante la nueva llegada. Este desequilibrio en el núcleo familiar produce un sentimiento de inestabilidad emocional que se traduce en amenaza de separación, abandono, pérdida del lazo afectivo…
Pueden tener pensamientos como “Ya no me van a querer”. “Quieren más al bebe”, “yo no soy suficiente”, “no les importo”, “lo prefieren a él”, “ya no tienen tiempo para mí”. “Ya nada será como antes”. “Me quitará mis cosas”…
¿Cómo se expresan los celos?
Como comentamos más arriba, depende de la edad del niño, del temperamento y de otros aspectos. Por lo general, entre los 2-6 años aproximadamente pueden presentar:
- Regresiones: vuelve a querer utilizar juguetes de cuando era más pequeño, chupete, biberones, enuresis…
- Alteración del comportamiento: llamadas de atención constantes, conductas desafiantes, miedo a la separación…
- Hablan o actúan como si fueran más pequeños
- Reclaman atención en tareas que antes realizaban solos y ahora piden ayuda.
- Presentan una actitud hacia el bebé molesta (le despiertan, le quita los juguetes, lo regañan…).
- Estado anímico alterado, rabietas más a menudo, se enfadan con facilidad, se sienten tristes, apáticos, con angustia…
- Alteración del sueño (pesadillas, no se quieren ir a dormir) y de la alimentación (pérdida del apetito, actitud de rechazo hacia la comida).
- Somatizaciones como dolores de cabeza y de estómago.
- Se infligen daño a sí mismos, a los demás o rompen cosas.
¿Cómo ayudar en su aceptación de un nuevo hermano?
- Ante todo siempre tenemos que tener mucha paciencia, respeta sus tiempos y mantén una actitud positiva y empática. Mostrarles vuestro apoyo y comprensión hacia sus sentimientos y emociones.
- Enviarle mensajes positivos y tranquilizadores que aseguren y refuercen vuestra relación con él. Por ejemplo: “Yo te entiendo, las cosas nuevas asustan, pero aunque haya algunos cambios, te queremos igual”. “Podemos quereros a los dos, por ejemplo, tú quieres mucho a mamá y a papá, pero ¿a qué también puedes querer a los abuelos? En el corazón hay sitio para todos…”.
- Darle protagonismo en tareas que pueda realizar y que tengan que ver con el cuidado de su nuevo hermanit@. Es decir, otórgale responsabilidades para aumentar así su autoestima y se creen lazos entre el bebé y el niño. Por ejemplo, déjale que te ayude a escoger la ropa para salir al parque, te acerque los pañales y las toallitas, que le cante una canción para que se duerma el bebé, etc.
- Realiza actividades de juego en las que pueda estar presente el bebé, como leer un cuento, ver una película juntos, etc.
Otras acciones sin el bebé para paliar los celos
- Dedica tiempo para estar juntos en exclusividad, sin el bebé, que sienta que vuestra relación no ha cambiado y que el vínculo sigue intacto.
- Refuerza su autoestima recordándole cómo era él de pequeño, pero sin compararlo. Solo hazle saber que él también fue un bebé y hacíais lo mismo con él. Enséñale fotos de cómo ha ido cambiando y recuérdale todas las virtudes que tiene, sobre todo, recuérdale que le quieres.
- Refuerza esas acciones con frases como “qué chic@ más mayor”, “qué buen herman@”, “qué orgullosos estamos”, “qué content@ se ha puesto el/la hermanit@”, etc.
- En el caso de que los celos se vuelvan crónicos o empiecen a afectar a su vida diaria negativamente. No dudéis en buscar ayuda de un profesional.
Algunos cuentos que trabajan los celos por la llegada de un hermanit@ pequeño son:
Para los 2 años de edad:
- “Todos sois mis favoritos” de Sam McBratney
- “Laura tiene un hermanito” de Liesbet Slegers
Para los 3 años:
- “Dentro de nuestra mamá” de Jo Witek
- “¿Qué es esta barriga?” de Rocio Bonilla Raya
- “Tú eres el Mayor” de Tapper Lucy
Para los 4 años:
- “Laura y la tripita de mamá” de Liesbet Slegers
- “Tú y yo. El cuento más bonito del mundo” de Elisenda Roca
Estos libros no solamente trabajan los celos derivados por la nueva llegada, sino que algunos sirven para ir allanando el camino ante esa nueva llegada, preparan al niño para que sepa lo que se va a encontrar en un futuro cercano y el impacto para él sea menor.
Les servirá para entender que no implica una exclusión de la familia, sino un cambio de roles, nunca pierde nada, solo gana un mejor amigo con el que vivir nuevas aventuras.
Podéis enfocar la situación desde una perspectiva graciosa, como contarle historias de vuestros hermanos cuando erais pequeños o darle ideas como… “Será tu compañero de trastadas” o “Nunca vas a aburrirte porque siempre tendrás con quién jugar”, “Podrás enseñarle a jugar a tus juegos favoritos”…