Las rabietas 

¿Cuántas veces nos hemos topado con situaciones como gritos y lloros en los pasillos del supermercado porque el niño quiere que le compremos un juguete o enfados repentinos porque quiere jugar con cosas que pueden ser peligrosas para él? Bueno, pues a eso podemos llamarlo rabietas o berrinches. 

¿Qué son las rabietas?

Antes de ofreceros una serie de consejos para saber cómo actuar antes, durante y después de las temidas rabietas, responderemos a la principal pregunta que surge entre los padres ¿Es normal que tenga tantas rabietas? ¿Cuándo cesarán?

¡No corráis! Lo primero que tenéis que saber es ¿Qué son las rabietas?

¿Qué son las rabietas? 

Las rabietas son una reacción natural e inevitable, puesto que los niños están aprendiendo a comprender sus emociones y a gestionarlas al mismo tiempo que se relaciona con su entorno más próximo. 

Las rabietas no son más que una reacción a un sentimiento de frustración. Por un motivo u otro ha surgido a la hora de querer expresar un deseo o una necesidad y no conseguir una respuesta inmediata, lo que deriva al enfado y así mismo al comienzo de una serie de reacciones (gritar, llorar, golpear cosas, tirarse al suelo…) por parte del niño hacia esa situación que le genera malestar.

Las rabietas, enfados, berrinches o estados de frustración, da igual cómo queramos llamarlos, forman parte del desarrollo emocional del niño. Es comprensible que como padres queramos apaciguar lo antes posible esa situación en la que vemos que el niño lo está pasando mal, pero es importante recalcar que no siempre les tenemos que facilitar lo que quieren (al menos de inmediato) porque ellos mismos tienen que aprender a gestionar esas situaciones. 

¿Cómo identifico las rabietas o berrinches? 

Esto es si quiero escribir mi nombre y grito y lloro porque no me sale y directamente mis papás lo escriben por mí, nunca aprenderé a escribir mi nombre, pero tampoco aprenderé a ser perseverante, paciente, etc. Tampoco le dejaremos jugar con cuchillos porque hayan captado la atención del niño.  

Como adultos tendremos que razonar y valorar en qué medida o de qué modo podemos solucionar estos conflictos, por ejemplo, en los casos antes mencionados. El adulto puede ayudar al niño a realizar los trazos que más complicados le resulten o escribir su nombre varias veces hasta que el niño coja confianza en sí mismo y se vea capaz de realizarlo sin ayuda. En el caso de los cuchillos es evidente que no es una opción entregárselos, así que nos podemos sentar con el niño y explicarle los peligros y daños que puede sufrir si juega con ellos.

¿Cuándo acompañar las rabietas? 

Ahora bien, estaréis pensando… ¿Y qué hago le dejo llorar horas? Pues bien, una rabieta puede durar 1 minuto como 1 hora, depende de muchos factores, si el niño está cansado, si está malo o si no logra expresar o comunicar lo que quiere o necesita en ese momento. 

La tendencia del adulto es ir a consolarlo con un abrazo de inmediato y en ocasiones es de buen recibo y se calman rápido, pero otras veces requieren de comunicación, por lo que la manera más eficaz para ayudar al niño en ese proceso es ponerse a su mismo nivel

Esto es sentarse a su lado y esperar a que se calme, que sea el niño el que se acerque al adulto y acompañarlo con paciencia siguiendo su expresión corporal, no podemos, por ejemplo, en pleno apogeo de la rabieta, forzarlo a que nos dé un abrazo porque se sentirá aún más agobiado y su nivel de estrés aumentará considerablemente.

Una vez empiece a calmarse, si podemos abrazarlo, lo más importante es que el niño se sienta querido, sienta que puede contar con vuestro apoyo

Los niños, al igual que los adultos, necesitan sus espacios, sus tiempos. No dejan de ser personitas de pequeño tamaño con sus propios sentimientos y emociones, por lo que hay que ser pacientes y empáticos con ellos, comprender que están en una etapa de desarrollo emocional muy importante que será la base sobre la que se asienten sus valores, sus pensamientos y construya su personalidad y su identidad.

¿Es normal que tenga tantas rabietas? ¿Cuándo cesarán?

¿Cuándo cesan los berrinches? 

No hay un número determinado de rabietas al día ni una edad límite para que estas desaparezcan porque, como hemos explicado anteriormente, todo depende de la capacidad de moderar las emociones que les cause un estímulo

Por supuesto, esto va de la mano de la madurez del niño, cuanto más mayor sea menos rabietas tendrá porque habrá tenido experiencias previas que le hayan enseñado a gestionar esas situaciones, por eso es fundamental que ellos aprendan por sí solos y no se les prive de vivir ciertas circunstancias.

Una vez que aprenden a lidiar con las diferentes situaciones de la vida cotidiana y a expresar sus ideas y necesidades, es cuando se puede decir que están comenzando a tolerar la frustración y las rabietas serán cada vez más espaciadas en el tiempo, de menor intensidad y duración.

Vamos ahora con la pregunta del millón ¿Cómo actuar ante una rabieta?

¿Cómo actuar ante una rabieta?

Lo más importante es que nunca debemos restar importancia a un sentimiento de frustración, aunque como adultos podamos pensar “se ha puesto así por una tontería” lo que para el adulto es una “tontería”. Para el niño, en ese momento es un mundo, no hay que ridiculizarlo, ni restarle importancia a sus sentimientos, hay que acompañarle y hacerle entender que es normal enfadarse de vez en cuando, que es normal llorar y no pasa nada, somos humanos y tenemos sentimientos y expresarse, no es malo.

Partiendo de la premisa de acompañar al niño durante la rabieta y de que no hay que ignorarlas, reconduciremos la situación para que el niño no se haga daño o se lo pueda hacer a otra persona o “rompa algo”. 

Cuando hablemos con los niños siempre utilizar un tono de voz sereno acompañado de un lenguaje positivo y de comprensión, como por ejemplo, “Tranquilo, te entiendo, todo está bien, puedes estar enfadado o triste, pero si haces esto puedes hacerte daño o romper algo, ¿qué te parece si hablamos?, ¿cómo puedo ayudarte a que te sientas mejor?, ¿necesitas un abrazo?”.

Una vez se haya calmado, proceder a razonar y analizar con ellos lo ocurrido (abstenerse de sermones) y mostrarles alternativas para que la próxima vez que surja esa situación las tenga en cuenta.

Como educadora, el mejor consejo que puedo daros es que ofrezcáis a vuestro hijo tiempo, tiempo para escucharlo, para comprenderlo y acompañarlo, que el niño sepa que estáis ahí y puede contar con vuestro apoyo.  Al fin y al cabo, el mayor gesto de amor es ofrecer nuestro tiempo al otro.

Últimas entradas

  • ¿Qué es la discapacidad intelectual? 

    ¿Qué es la discapacidad intelectual? 

    Hablemos de la discapacidad intelectual. Hoy en día, la sociedad se cierne en torno al objetivo de integrar y servir a todos sus individuos, sean cuales sean sus condiciones. Las políticas, los servicios, los recursos de los que disponemos hoy en día se configuran en parte a atender a todo tipo de personas a una…

  • ¿Qué es la atención temprana? 

    ¿Qué es la atención temprana? 

    Expliquemos que es la Atención temprana. Como bien sabemos, cada niño es único e irrepetible, es totalmente normal que este desarrolle capacidades y habilidades cuando se sienta preparado y ese tiempo no coincida precisamente con el de su primo, el vecino o sus compañeros de clase. Sin embargo, existen los llamados hitos de desarrollo que…

  • ¿Qué es el AMPA?

    ¿Qué es el AMPA?

    A pesar de haber asistido al colegio cuando éramos pequeños, inscribir a un niño o niña en un centro educativo es por definición un quebradero de cabeza para los padres y madres. ¿Y tú por qué elegiste el colegio de tus hijos o en caso de estar buscando centro educativo ¿Qué es lo que te…