Nuestros valores, nuestros pensamientos, como interactuamos con los otros, nuestros dogmas más profundos ¿Qué determina la educación? ¿Qué es en esencia la educación? ¿Estamos en continuo proceso de educarnos?

¿Qué significa la educación?
Sin duda el término educación es un fenómeno complejo. A lo largo de la historia se ha definido de infinidad de maneras y es por eso que, en primera instancia, podemos señalar que la educación es un concepto multívoco. Por otra parte, no ha habido una sola forma de estudiar o acercarse a la educación. Son muchas las metodologías que se ciernen en torno a este fenómeno y así, hemos de aclarar que se trata de un elemento multidisciplinar.
¿Cómo evoluciona la educación?
¿Se enseñaba mejor antes? ¿Se aprendía mejor bajo una ley específica? ¿Era la LOGSE la clave? ¿Funciona el aprendizaje autodidacta? ¿Es bueno individualizar la educación? ¿Los jóvenes de antes salían mejor preparados para el mundo laboral? El debate sobre la educación está servido, está continuamente en la mesa. En las mesas políticas, económicas, sociales e incluso en cualquier sobremesa familiar. Todos tienen y tenemos nuestro propio concepto de educación: cómo es, cómo ha sido y sobre todo cómo debería de ser.
A lo largo de la historia, diferentes autores: clásicos y modernos han intentado definir este término: la educación, haciendo hincapié a diferentes aspectos. Esta variedad de acepciones se debe a la existencia de distintas influencias que han determinado sus pensamientos. En su libro “Leyes” el idealista Platón hace este tipo de afirmaciones sobre la educación:
«La educación es el arte de atraer y conducir a los jóvenes hacia lo qué la ley dice ser conforme con la recta razón y a lo que ha sido declarado tal por los sabios y más experimentados ancianos»
Por su parte, autores como Rousseau o Dewey, los cuales veían la educación desde una vertiente más naturalista y experimental expresan respectivamente que:
«La educación es obra de la naturaleza, de los hombres o de las cosas. La educación es el arte de educar a y los niños y formar a los hombres» «la educación no es sino la formación de hábitos»
Y también se menciona:
«La educación es la reconstrucción de la experiencia que se añade al significado de experiencia, y que aumenta la habilidad para dirigir el curso de la experiencia subsiguiente.»
Cronología educativa
Referenciar cronológicamente las distintas definiciones de educación con el fin de llegar a una conclusión medianamente plausible es una labor tediosa, no apta para todos. No obstante, gracias a Teodoro Díaz Fabelo todo se nos simplifica. Este hombre realizó un estudio crítico sobre la cuestión que nos ocupa, realizó un recuento estadístico entre más de 100 definiciones elaboradas por los más grandes autores, para deducir objetivamente las constantes más repetidas dentro de dichas definiciones.

Diaz Fabelo basó su estudio en la repetición de conceptos para finalmente establecer cuáles eran las constantes más repetidas. De este modo determinó que había 3 conceptos que se repetían de manera sistemática: DESARROLLO, PERFECCIÓN Y FORMACIÓN.
Elementos de la educación
Podemos concluir, por tanto, que la educación se da gracias a la maduración interna y la evolución espontánea o dirigida de las capacidades humanas que conduce a la persona hacia su perfeccionamiento. Dicho progreso se consigue con una formación adecuada, equilibrada y sensible a dicha persona y de acuerdo a las relaciones sociales y ambientales que propician dicho aprendizaje.
Tradicionalmente, se hablaba de que en los actos educativos existen 2 polos, el educador y el educando. Ambos tenían funciones claramente diferenciadas que al igual que el concepto de educación han ido cambiando a lo largo del tiempo.
Originalmente, era el educador la persona que poseía el conocimiento, dejando el rol del educando como un elemento pasivo, sujeto a la comprensión e internalización de lo que su educador decía o enseñaba.
Hoy en día sabemos que todos somos constructores de nuestro conocimiento, y por ende, de nuestra educación. Por tanto, que el rol actual del educando es más activo, determinante y crítico, siendo ahora el educador un agente externo cuyo papel es el de la guía, modelo y consejo para que dicho educando sea capaz, de forma paulatina, de entender las normas y pautas que rigen su entorno social: lengua, historia, ciencia, arte.
La educación en el siglo XXI
Además, en pleno siglo XXI hemos de reconocer también lo que se denomina la autoformación, educación autodidacta, aprendizaje autónomo o en definitiva la autoeducación. A pesar de sutiles matices, la comprensión de este número de conceptos se facilita al reconocer el alcance y la cercanía que hoy en día tenemos hacia el conocimiento. Son muchos los autores que plantean que este es un tipo de aprendizaje moderno que supone un proceso personal de aprender a aprender, de resistencia, ambición, tenacidad y valentía hacia el cambio y la adaptación.
De todo ello desprendemos que:
- La educación no solo afecta a la persona en sus primeras etapas, o hasta edades específicas (tradicionalmente los 30)
- En los últimos tiempos, la competitividad y el mundo globalizado en el que vivimos hacen que la educación sea primordial para todos, en todos los momentos de nuestra vida.
- Últimas estadísticas demuestran que no son pocas las personas que en su edad adulta deciden reinventarse y reeducarse para poder cambiar a nivel laboral, social e incluso espiritual.
Sin duda, ya no son imprescindibles los libros, las bibliotecas o las conferencias. Las nuevas tecnologías o TIC han facilitado la libre disposición de contenidos e información e incluso, sirven de plataforma para que algunas personas se dediquen a trasladar de una manera dinámica y precisa sus conocimientos.
Conclusión
El concepto y acceso a la educación ha cambiado y lo seguirá haciendo, ahora se puede acceder de maneras en las que antes era impensable. Hoy en día sabemos que nunca es tarde para reeducarse, pero esto no deja de significar que la educación es un proceso de optimización integral de la persona, orientado al logro de objetivos que esta misma anhela, dirigidos por su deseo de autorrealización e inserción en la vida natural, social y cultural a la que se quiere pertenecer.