¿Cómo educar? ¿Qué le enseño a mi hijo y cómo? ¿Es demasiado pronto/tarde para esto? ¿Está preparado? ¿Cómo le motivo? Sinceramente, todos: madres, padres, profesores, incluso a los tíos y abuelos, nos hemos visto alguna vez frente a estos planteamientos al pasar un tiempo razonable con niños y niñas.

Por supuesto, esto se lo cuestiona la escuela como institución, pero, como familia, como comunidad y sociedad, pretendemos que desde pequeños las nuevas generaciones adquieran los mejores y más significativos conocimientos para convertirse así, en adultos el día de mañana, personas maduras y preparadas para afrontar sus vidas con todo tipo de herramientas.
¿Cómo educar a un hijo pequeño?
Las primeras edades no están exentas de este tipo de planteamientos y dudas, ya que contrariamente a lo que tradicionalmente se pensaba, los niños adquieren conocimientos desde incluso antes de nacer. El mundo que les rodea va a ser su entorno y ya en el vientre sienten, huelen, oyen…. Una vez en el mundo físico debemos guiarles para que aprendan a como relacionarse con los otros, a entablar relaciones y sobre todo, entenderse a sí mismos de una manera pacífica, equilibrada y positiva.
Debemos aprovechar al máximo las posibilidades de desarrollo del niño, potenciándolas y afianzándolas a través de la acción educativa. Para lograrlo se hace indispensable conocer cómo enseñar, de que base partir, es decir, tener en cuenta unos principios de intervención educativa que faciliten el desarrollo de las capacidades infantiles.
Como padres es crucial, poseer una visión general de las formas en las que el niño aprende, para así, ver qué métodos les pueden favorecer en casa, y de este modo idear actividades ajustadas, estimulantes y adecuadas a ellos.
¿Cómo educar y en qué enseñar a los niños?
Los principios de intervención son fundamentos que guían el proceso educativo del niño. Estos no provienen de un marco teórico único, sino que son diferentes planteamientos que convergen en lo que se denomina enfoque socio-constructivista. Dichos principios son Globalización, Aprendizaje significativo, Autonomía, Juego, Socialización, Individualización, Calidez y Colaboración. Los 6 primeros nos dan pistas sobre la manera de aprender del niño, los 3 restantes nos hablan del contexto que lo va a favorecer.
Antes de aclarar dichos principios brevemente y ofrecer actividades prácticas para el hogar, es preciso resaltar que aunque todos los principios educativos son relevantes, es el marco contextual del niño el que se encargará de organizar y priorizar aquellos que se adecuen a las necesidades, posibilidades y características específicas de cada niño.
¿Cómo educar en la Globalización?
Muchos autores ratifican que la globalización responde a la interrelación de contenidos, lo que respeta a la manera en la que los niños aprenden, de forma global y no por partes, esto permite que el niño establezca el mayor número de relaciones posibles entre lo nuevo y lo ya sabido.

En casa: Simplemente, se trata de no focalizar la atención en un concepto en específico, si por ejemplo se quiere cocinar con el niño a fin de que este integre el material de cocina y esta práctica saludable, sería conveniente reparar también en el conteo de elemento o en la percepción sensorial a la hora de experimentar con la comida.
Cuando leemos un cuento, por ejemplo, podemos hacerles partícipes haciendo que generen historias intuitivas e independientes, podemos comparar los personajes con los de otros cuentos, desentrañada semejanza o diferencias, despertando su desarrollo crítico y lógico o simplemente reparar en lo artístico de las ilustraciones.
¿Cómo enseñar con el juego?
Juego simbólico: Simular el juego en cada actividad diaria parece una tarea complicada, pero nada más lejos de la realidad. Los niños, sobre todo en las primeras edades, sienten un gran interés por el mundo adulto, es por ello que acercarse a ellos con juguetes o simplemente simulando una gran aventura de las cosas cotidianas hará que el aprendizaje sea mucho más efectivo y estimulante.
En casa: Podemos disfrazarnos, pintarnos, podemos esconder cosas por casa e intentar encontrarlas, podemos simular, perder un elemento crítico para la actividad que necesitamos… cualquier teatralización, además del uso de juegos reglados acordes a su edad, motivarán y predispondrán al niño a aprender todo tipo de contenidos.
¿Cómo educar en el Aprendizaje significativo?
La globalización de los conocimientos y el juego facilitarán sin duda el aprendizaje de nuevos contenidos, pero, sin embargo, no lo garantizan. Tal como exponen los seguidores de David Ausubel, el ser humano tiene por definición una disposición singular a aprender verdaderamente aquello a lo que encuentra sentido y lógica. De este modo entendemos que la clave radica en llevar a cabo aprendizajes significativos para el niño, donde funcionalidad y el estímulo se constituyen como imprescindibles en este tipo de aprendizaje.
En casa: Esta podría ser para muchos la parte más fácil porque radica en saber la edad de nuestros hijos, para así planificar actividades ajustadas, y a su vez sus gustos y preferencias. Halloween, los coches, los animales, las princesas, el espacio, las mascotas… hay un sinfín de temáticas simplemente alucinan a nuestros pequeños. De este modo, a pesar de que a veces es complicado para algunos padres saber qué les llamará la atención, el adulto, en este caso, deberá observar sus preferencias y tendencias para así explorarlas juntos.
¿Cómo educar en la Autonomía?
Es imprescindible dejar que el niño manipule, experimente y libremente se equivoque en las actividades que les proponemos. No podemos impedir que se desarrolle de manera independiente y que vaya haciendo tareas o aportaciones en el juego de acuerdo a su edad.
En casa: En este sentido hay que darle protagonismo y emancipación. Una buena manera de hacerlo es dividir la actividad en partes y ver hasta donde él mismo es capaz de llegar. Por otro lado, hay que permitir que en juegos que domina, sea él quien nos dirija
¿Cómo educar en la Socialización?
Una manera indiscutible de aprender es con los otros, copiar, modelar y actuar en concordancia con nuestros iguales, favorecerá nuestro desarrollo y la adquisición de conceptos nuevos.
En casa: Este principio es fácil, básicamente, “tirar” de: hermanos, primos, vecinos, niños de su misma o diferente con los que seguir evolucionando y aprendiendo. Además, son muchas las opciones que cada comunidad tiene para acercar a los niños a espacios seguros y dinámicos: bibliotecas, cuentacuentos gratuito, escapadas, talleres…
¿Cómo enseñar Individualización?
Este principio tiene que ver con estar al servicio del niño, en tanto a no exigirle más de los que puede asumir. Cada niño tendrá su propio proceso de crecimiento, maduración e internalización de contenidos, por lo que hay que respetar esas diferencias y diseñar actividades situadas a un nivel óptimo de desarrollo.
¿Cómo educar en la Calidez?
Por su parte, el amor y disposición que pongamos a la hora de planificar actividades con nuestros hijos ejercerá una influencia y diferencia significativa. Entender sus tiempos, sus necesidades y limitaciones y trabajarlas desde el amor es sin duda la manera de aproximarse al desarrollo
¿Cómo enseñar la Colaboración?
Finalmente, este principio tiene que ver con la ayuda y el soporte de otros agentes educativos: madres, padres, tíos, abuelos, todos deberían colaborar a fin de que los niños dispongan de cimientos y personas fundamentales con las que crecer educativamente. No hay que tener miedo a pedir ayuda, a solicitar compañía o a planificar con otra actividad lúdica que supongan el crecimiento del niño y la familia
En síntesis, no hay un método único o perfecto que garantice el éxito o el aprendizaje completo del niño. No obstante, el criterio más acertado pasa por diseñar y desarrollar actividades sujetas a los principios metodológicos que hemos visto, los cuales respetan lo que el niño necesita.